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Sala 2: de la Prehistoria a los Íberos

Entre el 3.500 y el 3.000 a.C. se produce un nuevo y rápido desarrollo con las primeras manifestaciones de la extracción y manipulación de los metales, que se inicia con el cobre. Este tránsito del Neolítico a la Edad de los Metales se conoce como Calcolítico.
En este período de los metales, que se suele dividir en tres fases: Cobre, Bronce e Hierro, se intensifica la agricultura y la ganadería; los poblados se organizan dentro de fortificaciones y aparecen complejas infraestructuras como silos, fosos y canales de riego. Se experimenta un mayor crecimiento demográfico y la actividad comercial empieza a cobrar mayor protagonismo. La estructura social se va jerarquizando y organizando en torno a la especialización de las actividades económicas. También se registran importantes cambios en las creencias y rituales religiosos, con inhumaciones o incineraciones individuales o colectivas en covachas, fosas, cistas, urnas o grandes túmulos, generalmente en el interior de los poblados o muy próximo a ellos, siempre junto a sus ajuares.